jueves, 28 de noviembre de 2013

Capítulo primero: ‘Malas noticias.’


Era una fría mañana de invierno, me levante de mi cama para ir hacia el baño, ya eran las siete, hora de levantarse, todo estaba oscuro. Solté un sordo gemido, me acababa de estrellar el dedo chiquitito del pié contra el baúl decorativo que había a la mitad del pasillo. Continué atravesando mi interminable pasillo hasta llegar a la puerta del baño, cerré la puerta y encendí la luz.
Después de una ducha rápida, me maquille, peiné mi larga melena castaña con una cola de caballo alta, y salí a vestirme a mi habitación. Me puse una camiseta de Oxford con cuello, unos leggins negros y unas deportivas, luego cogí mi sudadera de Paul Frank y bajé a la cocina.
Mi madre me esperaba con un zumo de naranja, un vaso de leche con cola-cao, y una manzana pelada en un cuenco, me senté en la mesa a desayunar. Cuando acabé cogí mis cascos, los enchufé a mi móvil y salí hacia la parada del bus.
Una vez allí me quite los cascos y los guardé en el bolsillo de mi sudadera. Me acerqué a Sara.
   -Buenos días- Le dije con poco entusiasmo.
   -Kat no vengas con esa cara que me deprimes anda- Ella siempre con sus bromas.
   -Que maja eres- Dije con una sonrisa sarcástica.
   -Anda tonta, buenos días- Dijo esbozando una sonrisa.
El autobús llegó, su inconfundible sonido a centrifugadora escacharrada se apreciaba por todo el ambiente. Sara y yo subimos y tomamos asiento al lado de Tomás y Lucas.
   -Buenos días- Dijeron ellos a unísono.
Nosotras nos dedicamos a sonreírles
 Lucas, mi pequeño Lucas, ojos azules y pelo rubio, llevo enamorada de él desde el primer día en que lo conocí, es alto, delgado, atlético, pálido, labios carnosos, y muy apetecibles, dientes perfectos, y ropa extremadamente genial; encima es simpático, atento, cariñoso, celoso, listo, y educado, en resumidas palabras, perfecto.
Llegamos a la parada de buses, Sara y yo bajamos primero, tras nosotras, bajaban Tomás y Lucas. Nos colocamos unos al lado de los otros, a mi derecha Sara, a mi izquierda Tomás, y a la derecha de Sara, Lucas.
Caminamos hasta la entrada del instituto, una gran puerta negra, entramos y fuimos directos a la 2º planta, donde se encontraban las aulas 202 y 203, una justo en frente de la otra, Tomás y yo entramos a la 202, Lucas y Sara giraron hacia la 203.
Tomé asiento al lado de Lisa, en la 3º fila.
   -Buenos días Lis- Dije sonriéndole.
   -Buenos días Katrina- Dijo sin apartar la vista de su libro.
   -¿Qué estás leyendo?-.
   -Un novela, llamada ‘Solo juega un corazón.’-.
   -¿De qué va?- Dije dejando mi mochila en el suelo.
   -De una chica enamorada de un chico que no le hace caso, esta súper chula, cuando quieras te la dejo-.
   -¿Y acaban juntos?- Pregunté  con intriga.
   -No lo sé, aún no he llegado al final- Me dijo sin apartar sus ojos verdes de aquel gran libro.
Lisa era una chica delgada, pálida, rubia, y unas gafas de pasta gorda negras adornándole su fino rostro, era una especie de chica perfecta, pero a la vez un poco friki, casi siempre lleva faldas y camisetas, en plan uniforme de colegio, es un encanto de chica, es tímida, o sea que para mí es un placer ser su amiga, siempre saca dieces, estudia muchísimo, no como yo…, es bastante generosa, y cuando la conoces, es muy simpática, lleva aparato, pero la verdad es que le favorece.
   -Bueno pues cuando llegues me cuentas ¿Va?-.
   -Vale, Katrina, ¿Has hecho los ejercicios de inglés? Eran súper complicados eh- Dijo poniéndole un marca páginas a su libro y cerrándolo.
   -La verdad es que no… No los entendía…-Dije mirando hacia el suelo, y moviendo el pie perezosamente.
   -Ya claro, a mi no me engañas- Rió.
   -Vale, no los hice, no tenía ganas- Dije sonriéndole.
El timbre sonó y Julia entró en clase, Julia era mi profesora de matemáticas, explica bástate bien, aunque yo nunca entiendo nada.
   -Bien niños, abrid el libro por la página 43 y empezad a hacer todos los ejercicios, yo mientras iré a buscar las raíces cuadradas- Dijo con recochineo.
Los ejercicios eran realmente difíciles, un nivel de 4ºESO, mi curso.
Ya le copiaré luego a Lisa- Pensé.
Cuando Julia salió por la puerta, todos nos pusimos a hablar, miré a Tomás, que estaba en 1º fila al lado de Juan, su mejor amigo, y el amor platónico de Lisa, Juan era un chico delgado, no muy cachas, pero tampoco estaba mal, moreno, pero no negro, ojazos grises, si, grises, amable, simpático, no muy listo, y perezoso, casi siempre lleva ropa de sport, a Lisa le vuelve loca.
   -Katerintintina- Dijo Tomás riendo.
   -Tomasinsinsin- Dije levantándome hacia su sitio.
Tomás era mi mejor amigo, era listo, simpático, moreno, ojos marrones, simplón, pero con su encanto. Le agarre las orejas y le di un beso en la nariz.
   -Tengo que contarte algo- Me dijo sonriente.
   -¿El qué? ¿De qué va?- Le pregunte intrigadísima, él sabía lo de Lucas, igual era alguna noticia.
   -En el recreo Kat, en el recreo.- Me dijo indicándome mi silla.
Lo pillé al vuelo, fui a sentarme, y una vez en mi sitio cogí mi móvil, le mandé un whatssapp a Tomás.
   Tu: ¿Qué pasa?, ¿Qué me tienes que contar?
   Tomas: En el recreo Kattt, deja el móvil.
   Tu: Es sobre Lucas?
   Tomas: Puede, no lo sé, deja el móvil.
Se desconecto. Me ha dejado con la duda, será de Lucas, o de que será…
Pasaron las interminables horas de clase y por fin llego el esperado recreo. Lisa, Juan, Tomás y yo salimos a la puerta del pasillo, donde nos esperaban Lucas, Sara, Melani y Diego, no por favor, Melani no, me cae tan mal, es la típica niñata mimada a la que le consienten todo, no sé cómo a Sara le puede caer bien.
Salimos al patio del recreo, y fuimos bajo el sauce llorón que se hallaba al final del patio, era nuestro lugar de reunión, Lucas se sentó a mi izquierda, y a mi derecha Tomás, Sara estaba con Lisa y con Juan, y Melani y Diego estaban sentados juntos un poco más alejados ¿He mencionado ya que están liados? 
   -Tomás tenemos que hablar- Dije mirándole.
   -Vale, vamos- Dijo levantándose y tendiéndome la mano.
Caminamos hasta alejarnos un poco de los demás.

   -¿Y bien? ¿Me lo vas a decir ya o me vas a tener medio año esperando?- Dije ansiosa.
   -Es Lucas, lo que pasa es que me ha dicho que no se lo diga a nadie…-.
   -¿El qué? ¡Suéltalo ya Tomás!- Dije casi gritando.
   -Se va a Inglaterra.
Me quede congelada, no podía moverme, noté finas lágrimas resbalar por mis mejillas, como si estuvieran compitiendo, mire hacia Lucas, mi pequeño, mi pequeño se iba a ir, no lo podía permitir. Eché a correr hacia el sauce y abracé a Lucas como si me fuera la vida en ello.
   -¿Qué te pasa enana?- Era perfecto conmigo, perfecto.
   -No quiero que te vayas- Le susurré llorando.
No habló, solo se limitó a abrazarme fuerte.
   -No te dejaré ir, no, no lo haré- Le dije.
   -Tengo que irme, es una oportunidad que no puedo rechazar- Me contestó, la verdad es que tenía razón, era una buena oportunidad, pero yo, no podía, era mi pequeño.
Me aparte de él y le miré a  los ojos.
   -¿Me hablarás?-.
   -¿Qué?-.
   -¿Te acordarás de mí cuando estés allí?-.
   -Como para no, eres una persona difícil de olvidar ¿Sabes?-.
   -Lo dices por decir-.
   -¿Te acuerdas de la pulsera de hierba que me hiciste en 1ºESO, y me diste en el recreo el día que estaba triste? Cuando se murió Bolita-.
   -Claro que si-.
Se remangó la sudadera y me enseñó su muñeca, llevaba la pulsera, después de más de3 años seguía conservando la pulsera, que tierno.
   -¿No la has tirado?-Reí.
   -No la tiraré en mi vida, enana-.
Le volví a abrazar, para mi desgracia el timbre sonó, había que volver a clase.
Después de tres interminables horas, sonó el timbre que hacía que quedáramos libres para todo el fin de semana, en efecto, es viernes, mi querido y amado viernes. Tomás, Lucas, Sara y yo, fuimos al autobús, tomamos asiento.
   -¿Y cuándo te vas?- Rompí el odioso silencio que envolvía todo el autobús.
   -Esta tarde- Me dijo mirado sus zapatillas.
   -¿Y cuándo nos lo pensabas decir?- Dijo Sara enfadada.
   -No lo sé, cuando surgiera la oportunidad…- Dijo el levantando la vista y mirando a Tomás.
   -Bueno pues guay, pensé que éramos tus amigos…-Dijo Sara, es la primera vez que la veía así.
   -Lo siento- Dijo Lucas con cara de angelito.
El chirrío de las puertas sonó, y todo el mundo empezó  a levantarse para salir del autobús, excepto yo. Me estaba mirando las deportivas, ¿Qué haría yo sin mi idiota?, no puede irse, ¿Por qué?, ¿Qué he hecho para que el karma me haga esto? Continué rayándome con mis cosas cuando una voz masculina me distrajo.
   -Idiota, ya hemos llegado, ¿Bajas o qué?-.
   -Lucas no te vayas- Le dije mirándole a los ojos.
   -Me tengo que ir, es mi oportunidad de conocer mundo y aprender bien el inglés-.
   -Cierto, pero…-.
Me tapo la boca con su mano.
   -No quiero escucharte más- Me dijo sonriendo.
Me agarró la mano y me levantó del asiento. Bajamos del autobús, Tomás y Sara ya se habían ido, estábamos solos, Lucas y yo.
   -Te voy a acompañar a tu casa- Me dijo sin mirarme si quiera.
Iba a contestarle y me volvió a tapar la boca con la mano.
   -Ya te he dicho que no quiero escucharte más-.
Al principio me lo tome a mal, porque esta vez ni me miro si quiera, ni una sonrisita, nada, pero al segundo me pasó el brazo por los hombros y me achuchó contra él, me sacaba más o menos una cabeza, era bastante alto.
Llegamos a la puerta de mi casa, me quito el brazo de los hombros, y me miró sonriente.

   -Bueno pues aquí te dejo- Me dediqué a sonreírle.